CHAT EN LINEA....

viernes, 5 de agosto de 2011

****LEYENDAS VENEZOLANAS:EL DUEÑO DE LA LUZ***


En un principio, la gente vivía en la oscuridad y sólo se alumbraba con la candela de los maderos. No existía el día ni la noche. Había un hombre warao con sus dos hijas que se enteró de la existencia de un joven dueño de la luz. Así, llamó a su hija mayor y le ordenó ir hasta donde estaba el dueño de la luz para que se la trajera. Ella tomó su mapire y partió. Pero eran muchos los caminos y el que eligió la llevo a la casa del venado. Lo conoció y se entretuvo jugando con él. Cuando regresó a casa de su padre, no traía la luz; entonces el padre resolvió enviar a la hija menor. La muchacha tomó el buen camino y tras  mucho caminar llegó a la casa del dueño de la luz. Le dijo al dueño de la  luz que venía a conocerlo, a estar con él y a obtener la luz para su padre. El dueño de la luz le contesto que le esperaba y ahora que había llegado, vivirían juntos. Con mucho cuidado abrió su torotoro y la luz ilumino sus brazos y sus dientes blancos y el pelo y los ojos negros de la muchacha. Así, ella descubrió la luz y su dueño, después de mostrársela, la guardó. Todos los días el dueño de la luz la sacaba de su caja para jugar con la muchacha. Pero ella recordó que debía llevarle la luz a su padre y entonces su amigo se la regaló. Le llevó el torotoro al padre, quien lo guindó de uno de los troncos del palafito. Los brillantes rayos iluminaron las aguas, las plantas y el paisaje. Cuando se supo entre los pueblos del delta Orinoco que una familia tenía la luz, los waraos comenzaron a venir en sus curiaras a conocerla. Tantas y tantas curiaras con más y más gente llegaron, que el palafito ya no podía soportar el peso de tanta gente maravillada con la luz; nadie se marchaba porque la vida era más agradable en la claridad. Y fue que el padre no pudo soportar tanta gente dentro y fuera de su casa que de un fuerte manotazo rompió la caja y la envió al cielo. El cuerpo de la luz voló hacia el Este y el torotoro hacia el Oeste. De la luz se hizo el sol y de la caja que la guardaba surgió la luna. De un lado quedó el sol y del otro la luna, pero marchaban muy rápido  porque todavía llevaban el impulso que los había lanzado al cielo, los días y las noches eran muy cortos. Entonces el padre le pidió a su hija menor un morrocoy pequeño y cuando el sol estuvo bajo su cabeza se lo lanzó diciéndole que era un regalo y que lo esperara. Desde ese momento, el sol se puso a esperar al morrocoy. Así, al amanecer, el sol iba poco a poco, al mismo paso del morrocoy.      



No hay comentarios:

Publicar un comentario

SI TE GUSTARIA INVERTIR EN ALGUNA DE ESTAS OBRAS DALE CLIP SOBRE LA IMAGEN Y OBSERVA SU VALOR

Puedes ver mis obras y mucho más en